POR QUÉ ES IMPORTANTE PERDONAR PARA PODER SANAR

 

Perdonarte a ti mismo y a las personas que te han herido, hará que tu corazón se abra a una nueva dimensión de amarte a ti mismo.

El perdón es un tema difícil para todos y puede que pienses que lo que hizo esa persona es imperdonable, pero ser incapaz de perdonar es uno de los peores obstáculos que podemos tener.

El incidente al que te estás aferrando ya pasó, tal vez hace mucho tiempo. Déjalo ir. Permítete ser libre. Sal de esta prisión personal que te has construido y deja que te dé la luz de la vida.

Esto no quiere decir que lo que hizo esa persona sea aceptable o justificable, pero es imposible sanar si sigues atado al pasado. Puedes elegir entre seguir bloqueado y amargado o hacerte un favor a ti mismo perdonando el pasado y dejándolo atrás, para seguir avanzando y crear una vida llena de alegría y sentido.

El propósito de este ejercicio es ayudarte a subir tu autoestima hasta tal grado que sólo permitas experiencias amables en tu vida. Por favor, no malgastes tu tiempo intentando vengarte. No funcionará. Lo que das es lo que recibes. Suelta tu pasado y trabaja en amarte a ti mismo ahora. Entonces, tendrás un futuro maravilloso.

Una de las lecciones más valiosas que he aprendido es que cuando haces tu trabajo del perdón no es necesario hablar con las personas que te han ofendido para decirles que las perdonas. A veces querrás hacerlo, pero no es necesario. El principal trabajo del perdón has de hacerlo en tu corazón

Recuerda: el perdón rara vez es para los demás. Es para ti.

Creo que cuando haces tu trabajo delante de un espejo recibes los máximos beneficios del perdón. Te aconsejo que busques un espejo delante del cual te puedas sentar cómodamente. Resérvate tiempo para hacer este ejercicio. Y probablemente querrás repetirlo con frecuencia. La mayoría tenemos muchas personas a quienes perdonar.

1. Siéntate delante de tu espejo y cierra los ojos. Respira profundo varias veces. Encuentra la estabilidad en tu silla.

2. Piensa en todas las personas que te han herido emocionalmente en tu vida. Déjalas pasar por tu mente. Ahora abre los ojos y empieza a hablar con todas, una por una, en voz alta. Diles lo siguiente: «Me hiciste mucho daño. Pensé que nunca lo superaría. Sin embargo, no estoy dispuesto a seguir anclado en el pasado. Estoy dispuesto a perdonarte». Si todavía no puedes hacerlo, simplemente afirma: Estoy dispuesto. Tu disposición es lo único que necesitas para acercarte al perdón.

3. Respira y dile a la persona: «Te perdono. Te dejo libre». Vuelve a respirar y di: «Eres libre. Soy libre».

4. Observa cómo te sientes. Puede que notes resistencia o alivio. Si sientes lo primero, respira y afirma: Estoy dispuesto a abandonar toda resistencia.

5. Mientras sigues haciendo el ejercicio, hoy u otro día, amplía tu lista de personas que quieres perdonar. Recuerda: el perdón no es un acontecimiento; es un progreso. Puede que te cueste más perdonar a una persona que a otra, pero cada vez irás profundizando un poco más en el perdón.

A lo mejor un día puedes perdonar a varias personas. Quizás otro día sólo puedas perdonar a una. Eso es irrelevante. Sea cual fuere la forma en que practiques este ejercicio, será la mejor para ti. El universo y el perdón saben que lo estás intentando. A veces perdonar es como pelar las capas de una cebolla. Si hay demasiadas capas, deja a un lado la cebolla durante uno o dos días. Siempre puedes volver y pelar otra capa. Reconócete el mérito de estar dispuesto a hacer este ejercicio. Estás en pleno proceso de sanación.

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