Vivimos en un mundo donde la mente no para, corre entre lo que ya pasó y lo que aún no ha ocurrido y mientras tanto, el presente el único momento real se nos escapa.
Nos levantamos, revisamos el celular, trabajamos, respondemos mensajes, hacemos mil cosas… pero pocas veces estamos. Nuestra mente está en el pasado, recordando lo que hicimos o dejamos de hacer, o se adelanta al futuro, imaginando lo que podría pasar.
Esa desconexión tiene un precio: ansiedad, cansancio, irritabilidad, falta de enfoque y una sensación constante de vacío.
Y es que cuando la mente está en otro lado, el cuerpo se siente solo. Pero también es cierto que siempre podemos regresar. Siempre podemos volver al ahora. Y ese regreso es, muchas veces, el inicio de la sanación.
¿Por qué es tan importante vivir el presente?
Porque solo en el presente puedes respirar, sentir, disfrutar, sanar. Ni el pasado ni el futuro están aquí. Solo el ahora. Y cuando aprendes a volver a este instante, algo dentro de ti se calma.
En el presente puedes:
– Escuchar lo que sientes
– Habitar tu cuerpo
– Sentir gratitud
– Tomar decisiones conscientes
– Calmar tu sistema nervioso
– Sanar de verdad
La buena noticia es que no necesitas grandes cambios, basta con incluir pequeños momentos de presencia a lo largo del día. Aquí te comparto 11 actividades sencillas para empezar:
- Respiración consciente:
Haz pausas de 2 a 5 minutos durante el día para enfocarte solo en tu respiración. Inhala profundo en 4 tiempos, exhala en 6. Cada exhalación es una forma de volver a ti. - Comer sin distracciones:
Una vez al día, come sin celular ni televisión. Solo tú, tu comida y tus sentidos. Observa los colores, huele, saborea, mastica con atención. La comida consciente también es una forma de meditar. - Caminar sintiendo tus pasos:
Cuando camines (aunque sea en casa), hazlo lentamente y nota cómo cada pie toca el suelo. Escucha los sonidos, siente el aire, observa tu entorno. Caminar presente es caminar contigo. - Ducha consciente:
Mientras te bañas, pon atención al agua en tu piel, al aroma del jabón, al calor. Aprovecha ese momento diario para reconectar y agradecerte por cuidar de ti. - Meditación corta:
Siéntate cómodamente, cierra los ojos y enfócate en tu respiración por 2 o 3 minutos. No importa si la mente se distrae; cada vez que vuelvas a la respiración, estás entrenando tu presencia. - Observar sin juzgar:
Toma 1 minuto para observar a tu alrededor. Fíjate en los colores, formas, texturas. Sin describir, sin analizar, solo observa. Estás entrenando tu mente a estar aquí. - Escribir lo que sientes:
Antes de dormir o al despertar, escribe cómo te sientes. No lo edites, no lo pienses demasiado. Escribe desde el cuerpo. Este acto de presencia emocional te conecta contigo. - Poner una alarma para “volver”:
Configura una alarma 2 o 3 veces al día con una frase tipo: “Vuelve a ti” o “¿Estás presente?”. Cuando suene, haz una pausa de un minuto para respirar y observar tu momento actual. - Ritual de gratitud diaria:
Cada noche, antes de dormir, cierra los ojos y repasa mentalmente 3 cosas por las que agradeces de tu día. No importa si fueron pequeñas. El agradecimiento ancla la mente en el presente. - Mirar a alguien a los ojos:
Cuando hables con alguien, míralo a los ojos y escucha con atención real. No pienses en lo que vas a responder. Solo escucha. Estar presente también es un regalo para los demás. - Conecta con el presente a través de los sentidos; los sentidos son puertas al ahora:
– OLFATO: huele aceites esenciales, flores, el aroma del café.
– TACTO: toca una tela suave, una piedra, tu piel, sintiendo conscientemente.
– VISTA: observa algo con atención plena: una vela, una planta, el cielo.
– GUSTO: saborea lentamente algo que te guste. Nota la textura, la temperatura.
– OÍDO: escucha tu entorno o una canción suave con los ojos cerrados.
Este ejercicio de presencia sensorial es muy poderoso para calmar la mente y habitar el cuerpo.
Empieza con uno, no necesitas hacerlos todos a la vez. Solo empieza con uno, el que más resuene contigo y practícalo cada día con amor y compasión.
Porque el presente no es solo un momento… es tu refugio y en él siempre puedes volver a ti.